miércoles, 20 de abril de 2011

Frases a Jesus Eucaritia


A través de esta comunión en el Cuerpo de Cristo, Dios te ofrece donde enraizar tu vida entera. Hno Roger de Taizé, carta de Madrás, 1986

Ahí lo tienes: es Rey de Reyes y Señor de Señores. -Está escondido en el Pan. Se humilló hasta esos extremos por amor a ti. San Josemaría Escrivá de Balaguer

Antes, pues, que se realice la consagración, el pan es pan; pero cuando sobre él descienden las palabras de Jesucristo, que dice: "Esto es mi cuerpo", el pan se convierte en el Cuerpo de Cristo. San Agustín

Se quedó para ti. -No es reverencia dejar de comulgar, si estás bien dispuesto. -Irreverencia es sólo recibirlo indignamente. San Josemaría Escrivá de Balaguer

Si hoy Cristo está en ti, Él resucita para ti cada día. San Ambrosio

Quien comiere este pan o bebiere el cáliz del Señor indignamente, reo será del cuerpo y de la sangre del Señor [...], porque quien le come y bebe indignamente se traga y bebe su propia condenación. Cor 11, 27-29

Quien se alimenta de Cristo en la Eucaristía no tiene que esperar el más allá para recibir la vida eterna: la posee ya en la tierra como primicia de la plenitud futura, que abarcará al hombre en su totalidad. Juan Pablo II, Encíclica Ecclesia de Eucharistia

CREER O NO?

El mismo demonio cree que Jesús se encuentra en la eucaristía. Porque creen que los satánicos cuando van a robar a una iglesia no se roban imágenes sino a Jesús Eucaristía, Porque ellos saben que es Jesús quien se encuentra ahí. Y el demonio nos quiere engañar, quiere hacernos creer que Jesús no se encuentra ahí, que es mentira que es solo un símbolo que es una pérdida de tiempo ir a misa. La presencia real de JESÚS en el pan y en el vino solo se acepta por FE, no por razonamiento. No entendemos humanamente pero creemos en que junto a él tendremos vida eterna.

UN COPÓN RESPLANDECIENTE

El siguiente hecho ocurrió en la histórica ciudad de Huesca. Durante la noche del 29 al 30 de noviembre del año 1648, fue robado en la iglesia catedral un copón con las Sagradas Formas, sin que, por desgracia, se diera cuenta persona alguna del horrible sacrilegio. Al amanecer del día siguiente, subió el campanero, según era su costumbre, a tocar el Ángelus y a dar la señal para la Misa primera. Al terminar, un hecho extraño llamó poderosamente su atención. En un montón de estiércol que había en un campo cercano al seminario, vio un objeto que brillaba de una manera extraordinaria. Extrañado de aquel fenómeno, bajó a la iglesia a decirlo al sacristán, y ambos se dirigieron enseguida al lugar de donde salía tan fuerte resplandor. Cuál no fue su sorpresa al ver que la luz procedía del interior del montón, y que, al excavar por aquel punto, aparecía un copón resplandeciente, que contenía la Sagrada Eucaristía.
La noticia de este prodigio se divulgó por toda la ciudad con la velocidad del rayo. Con gran concurso de pueblo y piadosísima reverencia, el copón milagroso fue devuelto a la iglesia, y se pudo comprobar, sin ninguna clase de duda, que era el mismo que, el día anterior, estaba en el Sagrario y que unas manos impías se habían atrevido a robar.
En memoria de este prodigio, se tomó el acuerdo de que perpetuamente, el día 30 de noviembre, aniversario del robo sacrílego, se cantara un Te Deum en la catedral, después de Tercia, en acción de gracias, y que, por el mismo motivo, la Misa conventual y las Vísperas de aquel día se celebrarían con la exposición de Nuestro Señor. También, en el lugar de tan rico hallazgo, fue levantada una capilla, que la acción del tiempo ha arruinado totalmente.

UN COPON RESPLANDECIENTE

El siguiente hecho ocurrió en la histórica ciudad de Huesca. Durante la noche del 29 al 30 de noviembre del año 1648, fue robado en la iglesia catedral un copón con las Sagradas Formas, sin que, por desgracia, se diera cuenta persona alguna del horrible sacrilegio. Al amanecer del día siguiente, subió el campanero, según era su costumbre, a tocar el Ángelus y a dar la señal para la Misa primera. Al terminar, un hecho extraño llamó poderosamente su atención. En un montón de estiércol que había en un campo cercano al seminario, vio un objeto que brillaba de una manera extraordinaria. Extrañado de aquel fenómeno, bajó a la iglesia a decirlo al sacristán, y ambos se dirigieron enseguida al lugar de donde salía tan fuerte resplandor. Cuál no fue su sorpresa al ver que la luz procedía del interior del montón, y que, al excavar por aquel punto, aparecía un copón resplandeciente, que contenía la Sagrada Eucaristía.
La noticia de este prodigio se divulgó por toda la ciudad con la velocidad del rayo. Con gran concurso de pueblo y piadosísima reverencia, el copón milagroso fue devuelto a la iglesia, y se pudo comprobar, sin ninguna clase de duda, que era el mismo que, el día anterior, estaba en el Sagrario y que unas manos impías se habían atrevido a robar.
En memoria de este prodigio, se tomó el acuerdo de que perpetuamente, el día 30 de noviembre, aniversario del robo sacrílego, se cantara un Te Deum en la catedral, después de Tercia, en acción de gracias, y que, por el mismo motivo, la Misa conventual y las Vísperas de aquel día se celebrarían con la exposición de Nuestro Señor. También, en el lugar de tan rico hallazgo, fue levantada una capilla, que la acción del tiempo ha arruinado totalmente.

Vision de la Santa Cena: Beata Ana Catalina Emmerick.

"Jesús se encontraba entre Pedro y Juan, las puertas estaban cerradas, y todo tenía un aire misterioso y solemne. Cuando el cáliz fue sacado de su bolsa, Jesús oró y habló a sus apóstoles con gran seriedad. Yo vi a Jesús explicándoles el significado de la Cena y toda la ceremonia, y me hizo pensar en un sacerdote enseñando a otros a oficiar misa.

Jesús tenía delante una bandeja en la cual reposaban los vasos, y tomando el paño de lino blanco que cubría el cáliz, lo extendió sobre la bandeja. Después le vi quitar de encima del cáliz una tapa redonda y ponerla sobre la misma bandeja. A continuación, retiró el paño que cubría los panes ácimos y los puso sobre; sacó también de dentro del cáliz una copa más pequeña y repartió a su derecha y a su izquierda las seis copas de que estaba rodeado.

Entonces bendijo el pan y el aceite, levantó con las dos manos la bandeja con los panes, elevó la mirada, rezó, ofertó, depositó de nuevo la bandeja sobre la mesa y volvió a cubrirla. Tomó luego el cáliz, hizo que Pedro echara vino en él y que Juan añadiera un poco de agua que Jesús había bendecido antes; a continuación, bendijo el cáliz, lo elevó orando, lo ofreció y lo colocó de nuevo sobre la mesa.

Juan y Pedro le echaron un poco de agua sobre las manos, encima del plato en el que habían estado los panes. Jesús recogió, con la cuchara insertada en el pie del cáliz, un poco del agua vertida sobre sus manos y la vertió a su vez sobre las de ellos; después, el plato fue dando la vuelta a la mesa y todos se lavaron las manos sobre él. Todo esto me recordó extraordinariamente el sagrado sacrificio de la misa.

Mientras tanto, Jesús se mostraba cada vez más tierno y afectuoso con sus discípulos; les repitió que iba a darse a ellos entero, todo lo que él tenía, es decir, Él mismo, como si estuviera transido de amor. Le vi volverse transparente, hasta parecer una sombra luminosa. Partió el pan en varios trozos y los dejó sobre la bandeja; cogió un poco del primer pedazo y lo echó en el cáliz.

En el momento en que hizo eso, me pareció ver a la Santísima Virgen recibiendo el sacramento espiritualmente, aun no estando presente. No sé cómo, pero me pareció verla entrar, caminando sin tocar el suelo, y llegar hasta donde estaba Nuestro Señor para recibir de Él la Sagrada Eucaristía; después ya no la vi más.

Aquella mañana, en Betania, Jesús le había dicho que celebraría la Pascua con ella en espíritu, y le había indicado la hora en que debía ponerse a orar para recibir la Eucaristía.

Jesús rezó y les enseñó aún unas cuantas cosas más sus palabras salían de su boca como un fuego luminoso, y como tal entraban en los apóstoles, en todos excepto en Judas. Cogió la bandeja con los trozos de pan y dijo: «Tomad y comed, éste es mi cuerpo, que será entregado por vosotros.» Extendió la mano derecha en señal de bendición, y mientras lo hacía todo Él resplandecía.
Sus palabras eran luminosas, y el pan entraba en la boca de los apóstoles como una sustancia brillante; yo vi cómo la luz penetraba en todos ellos; sólo Judas permanecía en tinieblas. Jesús ofreció primero el pan a Pedro, después a Juan, y a continuación hizo señas a Judas para que se acercara. Judas recibió el Sacramento en tercer lugar, pero las palabras de Nuestro Señor parecían huir de la boca del traidor y volver a Él.

Esa visión me perturbó tanto que no puedo describir mis sentimientos.

Jesús le dijo: «Haz cuanto antes lo que tienes que hacer.» Después administró el Sacramento a los demás, apóstoles que fueron aproximándose de dos en dos.

Jesús sujetó el cáliz por sus dos asas y lo elevó hasta su cara pronunciando las palabras de consagración. Mientras lo hacía se lo veía transfigurado y transparente, como si todo su ser lo hubiera abandonado para pasar a estar contenido en el pan y el vino. Dio de beber a Pedro y a Juan del cáliz que sostenía en la mano y luego lo dejó de nuevo sobre la mesa.

Juan vertió la divina sangre del cáliz en las copas pequeñas y Pedro se las entregó a los apóstoles, que bebieron dos de la misma copa. No estoy muy segura pero creo que Judas también bebió un sorbo del cáliz. Después ya no volvió a su sitio, sino que se fue inmediatamente del cenáculo; los demás creyeron que iba a cumplir un encargo de Jesús.

Se fue sin rezar y sin dar gracias, con la gran ingratitud que supone retirarse sin dar gracias después del pan cotidiano, mucho más tras haber recibido el pan de vida eterna de los ángeles. Durante toda la cena estuve viendo al lado de Judas una figura terrorífica, cuyos pies eran como un hueso seco; pero cuando Judas llegó a la puerta del cenáculo, vi tres demonios a su alrededor: el uno entraba en su boca, el otro le daba prisa y el tercero corría ante él. Era de noche y parecían irle alumbrando el camino; Judas corría como un insensato.

Nuestro Señor echó un resto de la divina sangre, que había quedado en el fondo del cáliz, la pequeña copa que había estado en su interior; después puso sus dedos sobre el cáliz y Pedro y Juan echaron de nuevo agua y vino sobre ellos. Después les dió a beber otra vez del cáliz y lo que quedó lo echó en las copas y lo repartió entre los demás apóstoles.

A continuación, Jesús limpió el cáliz, metió dentro la pequeña en la que había guardado el resto de la sangre divina, puso encima la bandeja con lo que quedaba del pan consagrado, le colocó la tapadera, envolvió el cáliz y lo situó en medio de las seis copas. Yo vi como, después de la Resurrección, los apóstoles comulgaban con los restos del Santísimo Sacramento.

Había una indescriptible solemnidad en todo lo que Jesús hizo durante la Sagrada Eucaristía, y cada uno de sus movimientos estaba lleno de majestad. Vi que los apóstoles anotaban cosas en unos pequeños trozos de pergamino que llevaban consigo. Varias veces durante la ceremonia los vi también inclinarse unos ante otros, como hacen nuestros sacerdotes".

POEMA A JESUS EUCARISTÍA


Nació en Asís en 1194, poco se conoce de su infancia y adolescencia. A los 18 años se consagró a Cristo haciéndose cortar los cabellos y vistiendo el sayo oscuro de la orden de San Francisco que se había convertido para ella desde 1208 en el "loco, cuyas palabras le parecían inflamadas y sus obras sobrehumanas". Después de lo cual inició una vida de pobreza radical, renunciando a todo lo que tenia y prometiendo vivir sin poseer nada.
La Iglesia Católica era muy atacada durante ese tiempo, y era prohibido que los sacerdotes dieran la comunión a los creyentes, entonces Santa Clara solo la podía recibir una vez al año, y ella le tenía una fe envidiable y un amor impresionante a la Santa Hostia.
Entonces cada vez que ella iba a recibir a Jesús en la comunión ella literalmente tembloaba de amor al sentir a jesús en su corazón. Era una emoción indescriptible. Y ella creó un poema a jesus. que años despues se hizo canción, y hoy es muy escuchado en las misas o grupos y congregacioneas católicas.

En Tu cuerpo encuentro mi paz, Señor,
en Ti descanza mi alma
y siento la emocion, Amado Mio
y tiemblo por ti

Estoy temblando de amor, por Ti señor
estoy temblando al sentirte en mi interior
estoy temblando de amor,
y el corazon se me derrite por Ti,
Se me derrite por ti,
se me derrite por ti, señor

Van Tu cuerpo y sangre directo al corazon
y Te refugias en mi
y Te siento tan vivo en mi interior
que tiemblo por ti

Estoy temblando de amor, por Ti señor
estoy temblando al sentirte en mi interior
estoy temblando de amor,
y el corazon se me derrite por Ti,
Se me derrite por ti,
se me derrite por ti, señor

Estoy temblando de amor, por Ti señor
estoy temblando al sentirte en mi interior
estoy temblando de amor,
y el corazon se me derrite por Ti,
Se me derrite por ti,
Se me derrite por ti, Señor

SAN ANTONIO DE PADUA Y LA MULA


Se encontraba San Antonio de Padua predicando en Italia. Un lugar donde habiataban muchos herejes que no creían en el dogma de la presencia real de Jesus en la Santa Hostia, y decían que solo era un símbolo.
San Antonio argumentaba al prueblo razones de por qué creer que Jesus se encuentra en la Eucaristía, y los jefes de los herejes le daban la contra, principalmente Bonvillo que era el principal entre todos los herejes. Y éste lo desafió al Santo a una prueba.
Le dijo: si quieres que yo crea en ese misterio, has de hacer el siguiente milagro. Yo tengo una mula; la tendré sin comer por tres días continuos, pasados los cuales nos presentaremos juntos ante ella: yo con comida y tu con tu sacramento. Si al mula no hace caso a la comida ys e arrodilla y adora tu pan, entonces también lo adorare yo.
El Santo sin pensar en lo que se metía aceptó la prueba, y re retiro a implorar el auxilio de Dios con oraciones, ayuno, mortificaciones.
Pasados los tres dias llega el hereje con su mula sin comer por tres dias, a la plaza pública donde se encontraban muchos expectadores. Al mismo tiempo, por el lado opuesto de la plaza, entraba en ella San Antonio, llevando en sus manos una Custodia con el Cuerpo de Cristo.
San Antonio hablándole a la mula le dijo:
En nombre de aquel Señor a quien yo, aunque indigno, tengo en mis manos, te mando que vengas luego a hacer reverencia a tu Creador, para que la malicia de los herejes se confunda y todos entiendan la verdad de este altísimo sacramento, que los sacerdotes tratamos en el altar, y que todas las criaturas están sujetas a su Creador

Mientras decía el Santo estas palabras, el hereje echaba cebada a la mula para que comiese; pero la mula, sin hacer caso de la comida avanzó pausadamente, como si hubiese tenido uso de razón, y, doblando respetuosamente las rodillas ante el Santo que mantenía levantada la Sagrada Hostia, permaneció en esta postura hasta que San Antonio le concedió licencia para que se levantara. Bonvillo cumplió su promesa y se convirtió de todo corazón a la fe católica; los herejes se retractaron de sus errores, y San Antonio, después de dar la bendición con el Santísimo en medio de una tempestad de vítores y aplausos, condujo la Hostia procesionalmente y en triunfo a la iglesia, donde se dieron gracias a Dios por el estupendo portento y conversión de tantos herejes.

QUÉ SON MILAGROS EUCARÍSTICOS


Eucaristía proviene del griego y significa acciòn de gracias. Esta palabra significa las gracias enviadas desde el cielo por el amor de Cristo. Humanamente y místicamente son el máximo regalo por eso se le llama el "Santísimo Sacramento del Altar".
Es por eso que los católicos le tenmos una gran devoción, amor y respeto a la Sagrada Eucaristía.
Por eso, comulgar en pecado mortal, es un gran sacrilegio. Ya que no podemos recibir a Jesus en nuestros corazones manchados por el pecado. Pero ante el pecado tenemos un gran remedio que Jesús nos dejó, el sacramento de la confesión, para reconciliarnos con El y poder recibirlo en la Comunión en cuerpo y sangre.

En la Sagrada Eucaristía ocurre un milagro que se llama transubstanciación, el cual es un milagro metafísico, no visible, que se da en cada Misa, por lo que podemos afirmar que el Milagro Eucarístico es un hecho sobrenatural que ha ocurrido constantemente.

ES obvio que nosotros los católicos que creemos ciegamente en su palabra no necesitamos de pruebas para saber que Jesús realmente se encuentra en la Eucaristía, pero Dios lo permite para los no creyentes y para quienes han perdido la Fe.

Los Milagros Eucarísticos son muchos y se ordenan en cuatro grupos:

Milagros Eucarísticos Históricos: en estos no interviene la ciencia pero se documentan en la historia; por ejemplo, el milagro de Tolosa en 1225, donde San Antonio de Padua consagró una hostia que fue adorada por un burro y así se convirtió el pueblo entero.

Otro ejemplo es el de Santa Clara de Asís, quien estando enferma y desesperada usó la custodia para defender a su convento de los invasores musulmanes. De esta custodia salieron rayos de luz cegadores que vencieron a los atacantes.


Milagros Eucarísticos Apologéticos: en este grupo se ubican los Milagros Eucarísticos que permanecen hasta hoy, que pueden verse y que han sido estudiados por la ciencia. Son hostias consagradas sin corromperse. La más antigua está en Zamora, consagrada en 1159 y sigue tan blanca hoy como en aquel día.

En Siena, Italia, fueron profanadas algunas hostias el 15 de Agosto de 1730 al ser robado un copón. Estas hostias fueron iluminadas y encontradas por sacerdotes tres días después y hoy en día siguen intactas como cuando fueron robadas.


En el tercero y cuarto grupo se ubican los Milagros Eucarísticos sucedidos a Sacerdotes que han perdido la Fe en la presencia real de Nuestro Señor Jesucristo y que en sus manos la hostia se ha convertido en carne y el vino en sangre.

La multitud de Milagros Eucarísticos hace imposible presentarlos todos durante un breve artículo, pero hemos de señalar la gran cantidad de milagros sucedidos en toda Europa que muestran la constancia de la Gracia que Nuestro Señor desea hacernos para afirmar nuestra Fe.

Espero que este blog nos transforme para asistir a Misa con devoción y no dejar de comulgar.